La responsabilidad civil general es aquella que surge de la necesidad de indemnizar por los daños materiales y o personales producidos a terceros, ya sea por el ejercicio de una actividad profesional o como propietario de un bien o una instalación.

Sin embargo, existen ocasiones en las que el daño que se produce es exclusivamente económico, ya que por culpa de una acción equivocada o una negligencia se provoca un quebranto del patrimonio del perjudicado. En estas ocasiones, esta responsabilidad civil se denomina PROFESIONAL.

Un ejemplo sencillo sería la multa que impone Hacienda a una persona porque su asesor fiscal no ha presentado a tiempo su declaración de la renta. El asesor ha producido por su negligencia, un perjuicio que es exclusivamente económico.

Aclarar, que cuando para el ejercicio de la profesión cubierta sea necesaria una titulación académica concreta, estaremos hablando de responsabilidad civil profesional (abogado, médico, arquitecto,…), y que cuando para ese ejercicio no se requiera una titulación específica (por ejemplo consultoría, informática, programación), pero que igualmente es susceptible de producir un daño patrimonial, estaremos hablando de responsabilidad civil por errores y omisiones.

Hay que destacar que en este tipo de seguros, tan importante es cubrir las indemnizaciones como garantizar los gastos de defensa, ya que en demasiadas ocasiones estos últimos provocan un perjuicio mayor que el propio detrimento por el pago de las indemnizaciones.

Por último, no se puede olvidar que un profesional, además de la responsabilidad civil profesional, es susceptible de producir daños materiales y / o personales, por tanto también está faceta debería ser cubierta, aunque las probabilidades de daños son menores.