Llamamos colchón financiero al fondo para imprevistos que generamos a través de la planificación de nuestros ahorros.
Nunca podemos tener controladas todas las variables que nos afectan día a día. Siempre puede surgir un imprevisto que afecte a nuestra situación financiera, no importa que seamos asalariados con contrato indefinido o autónomos, que su situación siempre es más inestable.
Para cubrir estos imprevistos se han generado los fondos financieros o colchones para emergencias, los cuales podemos utilizar para cubrir imprevistos, o poder vivir durante un tiempo si nuestros recursos económicos escasean. Pero surgen varias preguntas; ¿cuándo crearlo? ¿Cuánto ahorrar? ¿Qué hacer con el dinero?
El objetivo del colchón financiero es poder enfrentarse a una situación de emergencia económica, es decir tiene que estar bien delimitado y diferenciarse del posible ahorro a largo plazo que disponemos. Este colchón debemos tener claro que debe ser para hacer frente a situaciones imprevistas.
Para tenerlo claro, el colchón de emergencia puede servirnos para afrontar una situación de desempleo breve, para cubrir una avería en el coche o en el hogar con la que no contabas…no hay que mezclarlo con los ahorros para vacaciones, o para invertir en una vivienda…
Construir un fondo para emergencias es una buena manera de fomentar la disciplina de ahorro, por lo que nuestra situación financiera a la larga se verá beneficiada.
Eso sí, hay que concretar cuándo se puede disponer de él, y en caso que sea necesario disponer de él, que no afecte a otros instrumentos de ahorro que estemos llevando a la práctica.
Hay que tener en cuenta que cuánto antes empecemos a ahorrar para imprevistos mejor, nunca sabes lo que te puede pasar en un futuro cercano, por lo tanto siempre es un buen momento para empezar.
El cómo hacerlo es más complicado, ya que entran en juego diferentes variables, cuánto necesitamos ahorrar, y lo más importante, cuánto podemos no gastar cada mes, haciendo cálculos de los gastos fijos que tengamos. Ese cálculo de los gastos fijos (vivienda, facturas, comida…) nos va a dar una perspectiva de lo que debemos ahorrar, si tuviéramos que vivir unos meses sin ingresos. Lo que se suele recomendar es destinar sobre un 5% de los ingresos mensuales. Pero lo que para unos es una cantidad ridícula de ahorro, para otros exige mucho sacrificio, todo depende de la situación económica en la que se encuentre la unidad familiar.
Todos podemos hacerlo si nos lo proponemos, así que vamos a abordar algún consejo para llevarlo a cabo; debemos elegir bien de dónde recortar, hay que tener el dinero accesible, para el caso que lo necesitemos, pero lo recomendable es no tenerlo en la cuenta corriente, para evitar tentaciones, y por último pero no menos importante, contabilizar el ahorro como un gasto más, no esperar a fin de mes a ver lo que puedo ahorrar.