En la actualidad, muchos tratamientos de medicina estética pueden ser realizados con solo completar un curso o programa de formación, e incluso en ocasiones son los asistentes quienes ejecutan directamente la técnica siguiendo las instrucciones proporcionadas por las máquinas o por el fabricante o marca comercial.

Para evitar reclamaciones relacionadas con tratamientos de este tipo y asegurar una cobertura adecuada, es esencial tener en consideración ciertos requisitos fundamentales:

El primer requisito que debe cumplir el profesional que realice este tipo de tratamientos es asegurarse de que el riesgo está debidamente cubierto. Es fundamental que los procedimientos que realice estén expresamente incluidos en su póliza de seguro de responsabilidad civil profesional.

El segundo aspecto a tener en cuenta es que en la historia clínica siempre debe constar el consentimiento informado firmado por el paciente. Cumplir con este requisito es crucial para evitar reclamaciones y asegurar una defensa sólida en caso de enfrentar alguna demanda. En el consentimiento informado se deben detallar no solo los posibles riesgos para el paciente, sino también la posibilidad de que el resultado estético final no se ajuste a las expectativas del paciente, ya que esto es subjetivo, y en ocasiones pueden ser necesarios retoques o retratamientos adicionales debido a recidivas.

En el tercer requisito, si el tratamiento es realizado por personal auxiliar, es necesario asegurarse de que cuenten con la titulación mínima requerida para realizar dichas técnicas. Si nos presentamos como médicos responsables de la intervención, existe una relación jerárquica y una mayor responsabilidad sobre dicha actuación.

El cuarto requisito es que los productos utilizados deben estar reconocidos y autorizados por los organismos públicos reguladores. De lo contrario, cualquier reclamación relacionada con dichos productos no estará cubierta por ningún seguro de responsabilidad profesional.

A continuación, presentamos algunos ejemplos de reclamaciones e incidencias reales que han recibido profesionales sanitarios:

Defecto en la cobertura contratada:

Una doctora recibió una reclamación debido a que una paciente sufrió quemaduras en las piernas como resultado de un tratamiento de depilación láser. En la clínica, la doctora era la responsable de evaluar si la paciente era apta para el procedimiento, pero la ejecución del tratamiento fue realizada por una auxiliar, siendo la responsabilidad última del único profesional sanitario.

La doctora creía que al tener cobertura en medicina general era suficiente, pero en realidad el riesgo que debía estar cubierto era el de medicina estética, ya que ese fue el tipo de intervención realizada.

Reclamación por descontento con el resultado:

Un médico recibió una reclamación de una paciente después de un tratamiento de microfiller, porque la paciente no estaba satisfecha con el resultado estético obtenido. Aunque el médico no era responsable de ello, tuvo que reembolsar los honorarios debido a la falta de información proporcionada a la paciente. En este caso, el médico debería haber advertido que no podía ser responsable por la subjetividad en la apreciación de los resultados finales.